Conozco a un tipo al que no le gusta el fútbol. Así de claro. Le conozco desde hace tiempo y tengo que admitir que siempre nos hemos llevado bien. Es un tipo normal en todos los sentidos. quiero decir que parece normal. De antemano, nadie sospecharía de él. Ni por su aspecto exterior, ni por su comportamiento habitual.No es un excéntrico, ni trata de llamar la atención. En su caso, el hecho de que no le guste el fútobl (en realidad no le gusta ningún espectáculo deportivo por televisión), es un rasgo puramente natural. O sea, que no es algo forzado, algo que se haya propuesto para hacerse el interesante. No le gusta porque no le gusta, y punto. No hay que darle más vueltas. Por lo que sé, lee libros de vez en cuando, pero no puede decirse que vaya de intelectual, ni nada por el estilo.
El otro dia coincidimos tomando un vino en el farolito y saqué deliberadamente el tema del Mundial de fútbol para observar sus reacciones. Pero no obtuve ningún resultado. Estuve buscando algo en su mirada, una sombra, un indicio, un temblor en la comisura de los labios o en las aletas de la nariz, una palidez especial, un sudor frío, pero lo cierto es que no hallé nada que pudiera vislumbrarse a simple vista. La anomalía debe encontrarse a un nivel más profundo. Probablemente habría que diseccionar o utilizar aparatos de precisión para descubrirla. Lo que sí puedo asegurar es que tampoco fuma. De hecho, ni vota, ni fuma. Ignoro la relación que pueda tener con todo lo anterior, pero en principio no tiene por qué descartarse. Lo digo porque me da la sensación de que no es un caso único. Estoy seguro de que hay más, muchos más. Si miran con atención a su alrededor verán que tengo razón. El ser humano está cambiando. Las autoridades deberían empezar a tener en cuenta estas extrañas mutaciones.
Me pareció el momento idóneo, mientras oigo los bocinazos y a la gente gritando como dementes en la calle, para compartir ésto con vosotros ;)