01 septiembre 2017

¿Si pudieras cambiar algo de mí, qué sería?


Están desnudos, tumbados en la cama. Él boca arriba. Ella de costado, con la cabeza descansando en su hombro mientras le hace garabatos en el pecho con los dedos. Sus piernas entrelazadas.
Él suspira de gusto, le encanta que le acaricie y sentirla pegada contra su cuerpo, notar su calor y la suavidad de su piel. Estar así, con ella, es tocar el cielo. No tardará mucho más en quedarse plácidamente dormido. Entonces ella dice:

- ¿Si pudieras cambiar algo de mí, qué sería?
(ohmierdamierdamierdamierdamierdamierda)

Se arrepiente de haberlo dicho en voz alta al instante, antes incluso de terminar la frase. Se ruboriza pero por suerte él parece no haberse dado cuenta. Lleva toda la semana sintiéndose algo triste y especialmente insegura por todo, necesita que le reafirme. Pero ahora que ha hecho la pregunta se da cuenta de que la respuesta puede hundirla. Prefiere sentir miedo por lo que pueda contestar a la certeza de una respuesta dolorosa. Además él tiene la mala costumbre de ser siempre sincero...

- ¿Eh? ¿Cómo? ¿Si pudiera cambiar cualquier cosa? ¿Como si fuera omnipotente?
(Nonononononononononomierdamierdamierda lo retiro no quiero saberlo no NOOOO)
- Sí, eso. ¿Qué cambiarías de mí?
- Uhm... ¿Puedo pensarlo con un cigarro?
(¿QUÉ?!¡¿tantas cosas no le gustan de mí que necesita pensarlo?! joder soy una bocazas no debería haber dicho nada)
- Claro

Él se coloca el cenicero sobre el estómago, como otras veces, y se enciende el pitillo. A ella siempre le da miedo que caiga ceniza sobre las sábanas o se haga un quemazo pero no dice nada, ahora mismo es incapaz de pensar derecho. Él echa una bocanada de humo mientras mira fijamente al techo, concentrado. Ella está tan nerviosa que tiene ganas de vomitar.

(ahora me dirá que estoy gorda y soy una histérica y me echaré a llorar intentará suavizarlo para no disgustarme pero me daré cuenta y eso me dolerá todavía más porque no sabe disimular se le nota siempre cuando mierda ¿y si me echo a llorar? seguro que ya piensa que soy una cría o puedo ir al baño diciendo que voy a hacer pis y quedarme un rato encerrada así con suerte se le olvida que he preguntado nada igual hasta se queda dormido y yo joder me va a dar algo ¿me estará haciendo esperar a propósito para torturarme? ¿si no por qué se lo está pensando tanto? tengo un nudo en la garganta ¿por qué tardas tanto? ¡contéstame! no no quiero saberlo mierda joder ¡mierda! ¿por qué siempre hago lo mismo? parezco ton...)

Él apaga el cigarro y vuelve a dejar con cuidado el cenicero en la mesilla. La aprieta un poco más contra sí y empieza a deslizar despacio la punta de los dedos por su brazo dibujando curvas y espirales.

- Veamos... cambiaría tu cuerpo.
(¡lo sabía! cree que soy fea y gorda y fea y celulitis y le doy asco y querría que tuviera un cuerpazo como el de...)
Sé que cuando te miras al espejo no te gusta lo que ves y que sueles torturarte un poquito con ello. Así que lo cambiaría... pero lo mínimo imprescindible para que te sintieras más a gusto contigo misma. Así estarías un poquito más feliz y a mí verte sonreír me parece jodidamente sexy. Pero no te cambiaría tanto como para que dejaras de ser tú. Será egoísta pero a mi me gustas , como eres, no querría cambiarte demasiado.
(...Oh...)

La mente de ella ha frenado en seco. Sus pensamientos han pasado en un momento de ser un torbellino girando caótico a tener la quietud de una balsa de aceite. Le escucha tan atenta que casi no se atreve a respirar.

- También borraría tu cicatriz.

(oh no aquí viene la parte mala)

Se la acaricia muy suavemente mientras lo dice, como si temiera hacerle daño. Ella se siente algo incómoda pero reprime el impulso de apartarle la mano y taparse.

- Sé que no te gusta que nadie la vea y siempre intentas esconderla. Incluso conmigo, que te he dicho mil veces que no me importa en absoluto y sabes de sobra que adoro verte desnuda. Pero entiendo que para ti es un recuerdo constante de aquello y te jode tenerla, así que la haría desaparecer.

¡! no llores no llores no llores)

Ella no dice nada. Se limita a esconder la cara en el hueco de su cuello y sigue escuchando, roja como un tomate.
Él la besa en frente y sigue hablando.

- Luego cambiaría un puñado de cosillas. Empezando por el putero cabrón de tu jefe. Que le pillen de una vez borracho en el trabajo o insultándoos de nuevo y le despidan ya. Y que el siguiente sea mínimamente normal. No entiendo que semejante energúmeno tenga gente a su cargo. Ya puestos me encargaría de la bruja amargada que es tu compañera del curro. Haría que se ennoviase con un mandingo que le diera caña a ver si así se le quitaba la mala hostia de una vez y dejaba de putearte.

Él frunce el ceño al decirlo. Ella sonríe, consiguiendo evitar por muy poco que se le escape una carcajada.

- También rebajaría  un par de puntos el nivel de tensión y drama que tienes en casa, como si fuera un termostato. No digo que os convirtáis de repente en los Brady pero al menos una temporada sin movidas familiares estaría bien. Necesitas un respiro de todo eso.

Ella respira hondo.

- Y por último cambiaría aquello que te pasó... ya sabes a qué me refiero. Tampoco lo borraría del todo, a fin de cuentas forma parte de quien eres. Pero sí que haría que fuese menos grave, de alguna manera menos... traumático para ti. Lo bastante como para que puedas dormir sin miedo a las pesadillas.

Ella le mira fijamente y no dice nada mientras va procesando sus palabras.
(todo...todo lo que ha dicho son cosas que cambiaría por mí no de mí...)

- Y creo que eso es todo lo que se me ocurre. Te haría la misma pregunta por pura curiosidad malsana pero conociéndome me machacaría con cualquier tontería como que me quisieras un palmo más alto y menos inseguro y acabaría de bajón. Sería como pedirte que me dieras munición para usar contra mí mismo. Así que prefiero no saberlo. Espero que no hayas sacado el tema porque quieras decirme algo y así tienes la excusa...

(joder...tequieromuchísimotequierotequierotequiero)
Su inseguridad se ha desvanecido por completo, reemplazada por otro sentimiento más... urgente.

- ¿Estás bien? No dices nada.

Se gira para mirarla.

- ¿Qué pasa? Me estás mirando raro...
(joder, te quiero)
- Joder, te quiero. - Dice tirándose encima de él y montándose a horcajadas. Le besa con ansia, buscando su lengua. Sus manos acarician su cuerpo con avidez y se aprieta contra él...
A él le pilla un poco de sorpresa pero no tarda en responder con sus propias caricias y besos, que pronto se convierten en uñas clavadas y mordiscos sobre sus cuerpos jadeantes bañados en sudor.

Fue tan intenso y apasionado que el mero hecho de recordarlo les acaloraría incluso varios años después. Y ambos lo recordarían a menudo.



(Nada...de ti no cambiaría nada)





11 comentarios:

Invitada dijo...

Creo que si él de verdad hubiese querido una respuesta, ella hubiese dicho que lo único que cambiaría de él sería su mirada; no se referiría a lo físico en sí, no es que no le gusten sus ojos castaños, sino que no soporta la forma que tiene de mirarse, de diseccionar así mismo, sin ninguna piedad y, sobre todo, sin ninguna justicia.

Sí él se viese como de verdad es, no a través de su espejo deformado, todo sería diferente.

Gaueko dijo...

Gracias, Invitada. Joder, casi me sacas una lagrimilla.
El espejo de feria me temo que está ahí para quedarse. Lleva conmigo toda la vida y no tiene pinta de que vaya a cambiar.
Tendré que apañármelas con él, no me queda otra. Pero no te preocupes, me lo conozco bien. Así que procuro mirarme en él poco y fiarme de lo que veo reflejado aún menos.

Sí él se viese como de verdad es, no a través de su espejo deformado, todo sería diferente.
Sí. dejaría de ser yo.

Gracias.

Invitada dijo...

Dejarías de ser tú, o podrías ser tú por fin?

Eres tú A PESAR DE tus miedos absurdos, tus complejos sin sentido y tus paranoias delirantes, no gracias a ellos...

Gaueko dijo...

Ni a pesar de ni gracias a. Yo soy yo CON mis miedos absurdos, complejos ¿sin? sentido y paranoias delirantes. Forman parte de mi, es lo que hay, no va a cambiar. Intentarlo empeoraba las cosas, tratar de aceptarlo y no hacerle demasiado casi quizá funcione.

Invitada dijo...

Ahí no estoy de acuerdo... Los miedos se vencen, los complejos se superan. Solo hace falta echarle ganas y huevos; pasar de la eterna fase de contemplación a la de acción. Cerrar los ojos y lanzarse al vacío.

Lo de las paranoias... Vale, ahí te doy la razón; quién nace peliculero... muere peliculero. Pero también tiene su encanto, no? ��

Gaueko dijo...

No, la gente no cambia. Al menos no en lo básico, no en lo que le define. Salvo muy contadas ocasiones. Cerrar los ojos y lanzarse al vacío generalmente implica darse un hostión contra el suelo. Cuando uno ya lleva unos cuantos aprende a dejar de intentarlo. A recoger los pedazos, tratar de pegarlos como buenamente pueda y hacerse a la idea de que a la siguiente quizá no sea capaz de recomponerse.

Y ser peliculero tiene su encanto, pero sobre todo es un S3.

Invitada dijo...

Quién habla de que la gente cambie, y aún menos en lo básico? El error aquí es pensar que nuestros miedos y complejos nos definen, que son parte de nuestra esencia...

Tus miedos y complejos te acompañan, como una mochila llena de pesadas piedras. Te limitan, te influyen, pero no conforman tu yo básico, del mismo modo que el polvo o el barro del camino que se pega a nuestras suelas pesa, pero no forma parte del zapato. Hay que decidirse y poner manos a la obra para limpiarlos, no pasarnos la vida contemplándolos y lamentándonos.

S3... Me suena de algo.

Gaueko dijo...

Los miedos y complejos pueden cambiar (generalmente vienen, y se acumulan).
Pero el hecho de ser miedoso (inseguro, introvertido, lo opuesto a narcisista y que no tiene un nombre, derrotista/negativo/agorero/pesimista, tendencia a darle demasiadas vueltas a todo...) es un rasgo de carácter, forma parte del núcleo de la personalidad y se ha consolidado así durante años.

Los miedos concretos cambian, el hecho de tener miedos, de ser miedoso, no.
Aunque consigas limpiar las botas y las dejes relucientes en poco tiempo volverán a estar llenas de mierda. Mierda nueva y distinta, pero que olerá igual de mal.
Aunque vacíes la mochila en poco tiempo volverá a estar llena y a pesar lo mismo. Piedras nuevas, pero igual de pesadas y jodidas de acarrear.
Limpiarse las botas y vaciar la mochila ya es una jodida proeza, muy difícil.
Quitártelas, dejarlas en la cuneta y seguir caminando sin ellas es prácticamente imposible. Forman parte de uno mismo.

De hecho la mera esperanza de poder lograrlo, tras intentarlo y fracasar una y otra vez, te jode vivo. Te hace tener siempre presente lo perfecto y maravilloso que podría ser. Esto es tortura, como la de Tántalo.

Renunciar a la esperanza y tratar de aceptar que esto es lo que hay (y todo lo que habrá) parece la mejor opción. Intentar aprender a ser feliz con lo que hay, no soñando y sufriendo con ideales inalcanzables.

Invitada dijo...

Alguna vez intentaste salir de tu zona de confort y buscar ayuda? Ayuda de verdad, me refiero; no compañía. Me refiero a alguien que pueda ayudarte a adquirir las herramientas necesarias para manejar todo eso de ti que te impide ser lo que anhelas, no a otra persona tan cargada de equipaje como tú con quién hundirse...

Cuando uno tiene que atravesar un cenagal se pone botas de caña alta y luego les da un manguerazo, cuando sabe que no podrá cargar con la mochila durante todo el viaje se compra un trolley con ruedas... Por qué cuesta tanto buscar ayuda de quién sabe cuando sentimos que la vida puede con nosotros?

Gaueko dijo...

Salir de mi zona de comfort sí. Cientos de veces. Y he sacado de ello tantos bonitos recuerdos como hostias que aún me duelen. También aprendí que, al menos en mi caso, no se amplía sino que sucede lo contrario. El estrés se va acumulando como un globo hasta que explota y es aún peor.

Buscar ayuda? También, hace mucho. No sirvió de gran cosa, aquí sigo. Y a quienes he conocido y lo han hecho tampoco parece haberles ayudado mucho.

Por qué cuesta tanto buscar ayuda de quién sabe cuando sentimos que la vida puede con nosotros?
Porque es una derrota. Es aceptar el hecho de que no eres capaz de algo tan básico como vivir. Es recurrir a la misma ayuda que quien tiene problemas de verdad. Si alguna vez estoy tan jodido como Sherwin Nuland en su charla TED entonces sí, joder, me pondré en manos de quien haga falta. Hasta entonces ni de coña. Mi vida, para bien o para mal, la dirijo yo. Será mi triunfo o mi fracaso. Saldré adelante o me perderé por el camino, pero seré yo quien lo haga.

Invitada dijo...

Si tienes un problema y te afecta, es un problema de verdad... A cada problema, sea grande o pequeño, hay que buscarle solución. Si uno no puede solo, busca ayuda, no hace falta esperar a petar y que ya no haya nada que arreglar.

Si empieza a perder agua una cañería y no eres capaz de solucionarlo llamas al fontanero, o esperas a que el agua le llegue al del quinto para hacerlo porque, de momento, no está la cosa tan jodida? Pues eso...

De todos modos, sé que no voy a convencerte, así que... voy a intentar dejarte decir la última palabra sin continuar empeñándome en intentarlo. Fuertemente...