30 noviembre 2007

Diseccionando "mi problema"

Puestos a diseccionar mi problema, uno de los principales aspectos es que tiendo a idealizar a los demás y luego usar esa imagen idealizada como baremo para medirme a mí mismo.
Partiendo de que:
A- La gente normal es feliz, no tiene miedos e inseguridades, no se come la cabeza, les gusta salir de juerga, ligar, bailar. No tienen problema para hacer amistades, mantener conversaciones superficiales, para que otras personas les resulten interesantes, ni para echar un casquete alegre y sin compromiso una noche de finde.
Y que:
B- Yo me como la cabeza con mil cosas, aborrezco la mayor parte de la música que se escucha en los bares, nunca bailo, no me atrevo a ligar…

A+B = Soy patético, un bicho raro, un inadaptado social, una especie de infraser.

Es obvio qué falla en mi forma de ver a los demás y a mi mismo. De hecho falla todo xD Ni los demás son como los veo ni debería medirme con nadie. ¿Solución? Tratar de tener más presente que la gente “normal” no existe, que todos somos diferentes y punto. Al fin y al cabo, a mí una chica “alegre y feliz”, sin inquietudes ni paranoias ni gustos fuera de lo corriente, una chica “normal” según ese estereotipo idealizado que tengo, me parecería soberanamente aburrida. ¿Por qué entonces pretender parecerme a ellos?

Otro de los grandes pilares de mi problema es el lamentarme. Algo que, sinceramente, lo alimento yo mismo. Por algún extraño motivo, mis inseguridades y la autoestima baja me exigen verme como alguien de quien tener compasión, como si buscase el consuelo de los demás. Fríamente, me quejo mucho. No hago otra cosa. De que mi adolescencia fue una mierda, de que he perdido el tiempo durante 3 de 5 años, de que soy incapaz de tal o cual cosa… Debería ponerme por norma “prohibido lamentarme” Si algo no me gusta debería hacer algo por cambiarlo.

Y finalmente mis miedos. Miedos exagerados para alimentar esa imagen de mí mismo como alguien patético. Uno de los más recurrentes es el miedo al rechazo. Debería tener presente que peor que ser rechazado es no llegar nunca a serlo por no haberlo intentado. El miedo al rechazo viene de:
- Cuento de la lechera adaptado: Cuando uno se acerca a una chica lo hace con unas expectativas, ya sea sexo, llegar a tener una relación o conocer a alguien interesante y entablar una amistad. Al verlo así el rechazo implica no lo que es en realidad, que en ese momento no le interesa/apetece, sino todo lo que podría haber llegado a ser y dependía de ese momento.
- Exagerar el aspecto negativo. Desde luego que un rechazo no es plato de buen gusto, pero no tiene TANTA importancia ni es TAN desagradable como para renunciar por siempre a intentarlo.
Aunque pensándolo bien esos dos motivos pueden aplicarse a cualquier miedo.

Una forma de afrontarlo podría ser perder toda expectativa, buscar sólo divertirme un poco (aunque sea de forma rebuscada y que sólo me haga gracia a mí, como aquella vez del ¿te lo tragas?) y a otra cosa.
Y la otra está basada en la terapia conductual. Tratar de actuar como si no tuviera miedo, como si no me importase. Fingir que no pasa nada, y que a base de repetirlo se me contagie esa conducta o forma de ver las cosas.

Uff, cuando me pongo a sacar teorías y diseccionar ideas y cosas abstractas no hay quien me pare.

29 noviembre 2007

Vivo atormentado por el pasado. Pensando en todas las cosas que no hice. En las que hice y no debería haber hecho. En los errores que cometí y qué camino debería haber tomado en vez de ese. Una carga, un lastre, que me impide avanzar.

Dicen que no es sano vivir en el pasado, atrapado en los recuerdos. Si son buenos porque nunca volverán. Si son malos porque no se pueden cambiar.

Vivo aterrorizado el presente. Sientiéndome atado, atrapado en mi mismo. Incapaz de cambiar, de enfrentarme a mis miedos, de salir de ésta espiral. Me ahogo y no encuentro fuerzas para abandonar la posición fetal ni para dejar de sentir lástima y asco de mí mismo.

Dicen que vivir el presente no es bueno. Es necesario aprender del pasado, para no caer en los mismos errores. Y hay que pensar en el futuro, para no acabar como la cigarra.

Vivo abrumado por el futuro. Imaginándome igual que antes, e igual que ahora, solo que más viejo, más triste y más amargado, deseando que llegue el fin.

Dicen que no hay que vivir en el futuro, como la lechera del cuento. Éso son sólo sueños, y el futuro hay que labrárselo en el presente.

Y quienes me leéis y quienes me conocen diréis que siempre estoy con lo mismo, que parezco un disco rallado.

Debería espabilar de una puta vez. Debería ignorar mis miedos, he dicho bien, ignorarlos. Pretender superarlos de la noche a la mañana sería de locos. Debería dejar de llenar mi cabeza con esta mierda y tratar de ser más optimista. Debería darme cuenta de que no tengo motivos para sentir lástima y asco. Debería... debería.

Creo que necesito un cambio de enfoque, sé por dónde me ha llevado éste camino, dónde estoy ahora y hacia dónde me lleva. Voy a investigar algo sobre el budismo. Quizá esa sea la clave, dejar de desear lo que no he tenido, tengo ni tendré.

¿Pero por qué me parece que sería una renuncia? ¿Una forma de darme por vencido?

No me hagáis caso, mal día. Sin motivo

20 noviembre 2007

Somos muchos aquí dentro

Acabo de rescatar algo que escribí hace una temporada. Es triste seguir sintiéndome identificado con algo así. Que lo disfrutéis.


La otra noche, en el bar, impelido por mi valentía algo crecida por el alcohol), me acerqué a tí con la intención de hacer las presentaciones y entablar conversación.

Te diste la vuelta y me/nos sonreíste.

Yo/Nosotros abrí la boca… y comenzó el conflicto.

- Mi libido desbocada babeó un: ¡¡Pero qué buena estás!!

- Mi ego, oyendo a libido se hinchó y exclamó: ¡Voy a hacerte gritar de placer como nadie lo ha hecho nunca!

- Mi conciencia se sintió culpable por el comentario de libido y ego y te pidió perdón educadamente.

- Mi autoestima, algo baja, se alió con mi pesimismo crónico y comentaron: "Seguro que piensas que soy un capullo y pasas de mí".

- Mi Yo-Werther se puso agorero y previó un futuro aciago y funesto: "Me acabaré enamorando locamente de ti y sufriendo lo que está escrito por tu rechazo".

- Mi lado tierno se despertó y dijo: "Te encuentro adorable. Me siento un poco solo, me encantaría acariciarte el pelo y dormir abrazados…"

- Mi simpatía te hizo un cumplido sobre lo bien que te sentaba ese vestido.

- Mi vanidad te invitó a una copa para fardar de dinero.

- Mi misoginia te espetó: "Seguro que eres una calientapollas, me pondrás berraco puto y luego me mandarás a la mierda para tirarte a algún infraser pelo-cenicero".

- Mi inseguridad, temblando por los nervios, quiso hacerse la graciosa con algún chiste, pero mi sentido común la reprendió haciéndole ver que era patético y poco apropiado.

- Mi nerviosismo entró en estado de shock y mientras temblaba y sudaba copiosamente no dejó de repetir: "¿Yahoraquéledigoquéledigoquéledigo…?"

Y mientras todos ellos discutían y luchaban entre sí mi timidez se hizo a hurtadillas con el control de mis funciones vocales y te acabé tartamudeando un lastimoso: "Uh… hola….¿qué tal?" Para inmediatamente después ponerme colorado y mirarme los pies.

Tu sonrisa se volvió forzada y tras un silencio incómodo pusiste como excusa que te reclamaban tus amigas, te disculpaste brevemente y te apartaste de mi lado.

Cuando se quedaron de nuevo todos solos y se recuperaron de la sorpresa le gritaron a coro:

- ¡¡¡Siempre lo acabas jodiendo todo, gilipollas!!!

El resto de la noche lo pasé sin volver a atreverme a acercarme a nadie, en una esquina, bebiendo con la esperanza de ahogar a todos los pequeños cabrones que viven dentro de mí y no hacen más que joderme la existencia.


He acabado sustituyendo
la paranoia de la tienda de camas por una nueva. Ahora cuando llego al bar (generalmente sólo) y me busco un sitio, voy buscando con la mirada a alguna chica que me llame la atención. Cuando la encuentro empiezo a imaginar: cómo sonará su risa, cómo será despertar y ver ese rostro frente a mí, qué "manías adorables" tendrá esa persona, cómo debe ser amarla...

Si Alyssa Jones necesitaba "una buena polla" para dejar de ser lesbiana, quizá yo necesite una tía que me mate a polvos para que se me quite tanta tontería de la cabeza.