20 noviembre 2007

Somos muchos aquí dentro

Acabo de rescatar algo que escribí hace una temporada. Es triste seguir sintiéndome identificado con algo así. Que lo disfrutéis.


La otra noche, en el bar, impelido por mi valentía algo crecida por el alcohol), me acerqué a tí con la intención de hacer las presentaciones y entablar conversación.

Te diste la vuelta y me/nos sonreíste.

Yo/Nosotros abrí la boca… y comenzó el conflicto.

- Mi libido desbocada babeó un: ¡¡Pero qué buena estás!!

- Mi ego, oyendo a libido se hinchó y exclamó: ¡Voy a hacerte gritar de placer como nadie lo ha hecho nunca!

- Mi conciencia se sintió culpable por el comentario de libido y ego y te pidió perdón educadamente.

- Mi autoestima, algo baja, se alió con mi pesimismo crónico y comentaron: "Seguro que piensas que soy un capullo y pasas de mí".

- Mi Yo-Werther se puso agorero y previó un futuro aciago y funesto: "Me acabaré enamorando locamente de ti y sufriendo lo que está escrito por tu rechazo".

- Mi lado tierno se despertó y dijo: "Te encuentro adorable. Me siento un poco solo, me encantaría acariciarte el pelo y dormir abrazados…"

- Mi simpatía te hizo un cumplido sobre lo bien que te sentaba ese vestido.

- Mi vanidad te invitó a una copa para fardar de dinero.

- Mi misoginia te espetó: "Seguro que eres una calientapollas, me pondrás berraco puto y luego me mandarás a la mierda para tirarte a algún infraser pelo-cenicero".

- Mi inseguridad, temblando por los nervios, quiso hacerse la graciosa con algún chiste, pero mi sentido común la reprendió haciéndole ver que era patético y poco apropiado.

- Mi nerviosismo entró en estado de shock y mientras temblaba y sudaba copiosamente no dejó de repetir: "¿Yahoraquéledigoquéledigoquéledigo…?"

Y mientras todos ellos discutían y luchaban entre sí mi timidez se hizo a hurtadillas con el control de mis funciones vocales y te acabé tartamudeando un lastimoso: "Uh… hola….¿qué tal?" Para inmediatamente después ponerme colorado y mirarme los pies.

Tu sonrisa se volvió forzada y tras un silencio incómodo pusiste como excusa que te reclamaban tus amigas, te disculpaste brevemente y te apartaste de mi lado.

Cuando se quedaron de nuevo todos solos y se recuperaron de la sorpresa le gritaron a coro:

- ¡¡¡Siempre lo acabas jodiendo todo, gilipollas!!!

El resto de la noche lo pasé sin volver a atreverme a acercarme a nadie, en una esquina, bebiendo con la esperanza de ahogar a todos los pequeños cabrones que viven dentro de mí y no hacen más que joderme la existencia.


He acabado sustituyendo
la paranoia de la tienda de camas por una nueva. Ahora cuando llego al bar (generalmente sólo) y me busco un sitio, voy buscando con la mirada a alguna chica que me llame la atención. Cuando la encuentro empiezo a imaginar: cómo sonará su risa, cómo será despertar y ver ese rostro frente a mí, qué "manías adorables" tendrá esa persona, cómo debe ser amarla...

Si Alyssa Jones necesitaba "una buena polla" para dejar de ser lesbiana, quizá yo necesite una tía que me mate a polvos para que se me quite tanta tontería de la cabeza.

3 comentarios:

Town Crier dijo...

A mí me parece bonito, jeje. El título "somos muchos aquí dentro" tiene una referncia claramente Satánica, hecho que nunca se echa en falta.

Es una gran verdad expresada de forma original, en serio.

Ánimo con las mujeres o con lo que sea.

Sin más.

Gaueko dijo...

¿Bonito? Vivirlo, o sentirse identificado, es una putada.

El somos muchos aquí dentro me pareció sin más un título "con gancho" y apropiado. Ahora que lo dices sí que parece sacado de El exorcista o alguna película similar xD Sería mi subconsciente, jugando conmigo.

Gracias por tu apreciación y por tus ánimos.

Sin más.

Town Crier dijo...

Bonito escrito, estoy seguro que vivido no, jaja.

Y bajando Él a tierra, le salió al encuentro un hombre de la ciudad poseído por los demonios... Muchas veces se apoderaba de él, y le ataban con cadenas y le sujetaban con grillos, pero rompía las ligaduras... Preguntóle Jesús: ¿Cuál es tu nombre? Contestó él: Legión. (LUCAS VIII, 27-30)

Sí, Karras, te unirás a nuestra pequeña familia. Mira, el problema que hay con los signos de los cielos, querido, es que una vez los has visto, ya no tiene uno perdón. ¿Te has dado cuenta de qué pocos milagros se ven hoy en día? No es culpa nuestra Karras. No nos culpes a nosotros. ¡Nosotros lo intentamos! (EL EXORCISTA)


Disculpa si soy un pesado: soy un pesado.

Sin más.