Quería compartir algo con vosotros. Al leerlo he sonreido sintiéndome muy identificado. Os copypasteo el fragmento que me interesa:
"Me considero una persona honesta tirando a sincera. Dicen que uno se relaciona con el mundo como se relaciona con aquellos que más próximamente le rodean. En mi casa se han dicho siempre las cosas bastante claras. Yo suelo, por tanto, decir las cosas bastante claras. Esto, que en una casa puede ser una ventaja, es a mi entender un obstáculo en la vida en general. El lenguaje habitual es el ofuscado. Se usan cien palabras para comunicar lo que se puede decir con diez. Se habla con la esperanza de que la otra persona pueda entender lo que decimos sin que lo digamos explícitamente. A veces, de chiripa, funciona. El resto del tiempo caminamos frustrados porque nadie nos entiende y las cosas se tuercen. En general, nuestra manera de utilizar el lenguaje es una soberana chapuza.
No sé muy bien qué les pasa a las mujeres de mi generación con el sexo. Por lo que he llegado a entender, inconscientemente quieren encontrarse de repente en la cama con las piernas abiertas sin llegar a saber cómo ha sucedido. Tal es el legado de culpa y de vergüenza en torno al sexo de la sociedad en la que nos ubicamos. Te cuentan su historia con el tío del otro día y, si no follaron, te dicen "pero no pasó nada". Como si las cosas "pasaran", como si sucedieran espontáneamente, como si uno pudiera salir a tomar un café y encontrarse súbitamente, por arte de birlibirloque, echando un polvo. Como si fuera algo que sucede sin que alguien haya pensado antes en ello. En general suele ser el hombre el que piensa en ello, y ellas se encuentran de repente en mitad de un coito como en mitad de un sueño, preguntándose cómo han llegado hasta allí. Es el esquema mental de que "las cosas pasan", de que uno carece de poder para "hacer que las cosas pasen". El resultado es que uno termina recurriendo a la manipulación para hacer que las cosas pasen sin que uno tenga nada que ver con todo ello.
Una vez me contaba una amiga que le gustaba un amigo de un amigo. Me preguntaba qué podía hacer para encontrarse con él.
—Dile a tu amigo que te gusta su amigo y que te dé el teléfono.
—¡Imposible! —se sobresaltaba ella.
Al parecer, mi mente unía el punto A con el punto B por un camino impensable, aterrador. Y yo que creía que la línea recta era la solución a la mayoría de los problemas.
—Lo que podría hacer es... —continuó.
Y dibujó un complejo tablero de ajedrez en el que ella era la reina negra y desplegaba su ejército sobre un valle interminable de casillas blancas y negras. Con soltura, movía peones, caballos y torres. El resultado era jaque mate en cien movimientos, y el chaval nunca sabría lo que le había golpeado. Yo me removía en mi silla pensando si no estaría yo en algún tablero en algún lugar y quién sería mi reina negra. ¿Cómo defenderme ante Kasparov? ¿Cómo anticipar cien movimientos? Un sudor frío me recorrió el espinazo ante aquel despliegue de inteligencia femenina. Mi rey avanzaba torpemente expuesto en línea recta sobre el tablero directo hacia la reina mientras la partida entera se revolvía sobre mí, embrujadas y traicioneras hasta las figuras de mi propio color."
De El sentido de la vida.
Recuerdo sentirme exactamente así en mi adolescencia... así como el resto del tiempo, si he de ser sincero. Incapaz de entender los "juegos sociales", cómo funciona el seducir a alguien, las segundas intenciones, la malicia... Es como sentir que nadie te a dado a ti el manual de instrucciones que los demás tienen, o como dice Gonzo, que estás en una especie de tablero en el que cada uno mueve sus piezas con 100 movimientos de antelación... y tú sin saberlo.
Curioso :)
4 comentarios:
Hola, vuelvo a ser Jesús. Es verdad que en esta vida siempre existen juegos sociales y no es algo exclusivo del genero femenino, también los hombres participan en en esa partida.
De cualquier manera se aprende entender esos juegos sociales y a ganar en ellos de la misma manera que se aprende a jugar al ajedrez,practicando durante muchas partidas.
Las primeras partidas las perderás por la falta de práctica, pero después de jugar unas cuantas se comienza a ganar.
Por cierto, ya aprovecho para felicitarte, que tengas muy Felices Fiestas.
Un saludo
Si, a la larga aprendes... a menos que hagas como yo digas:
- No entiendo nada.
- No le veo ningún sentido.
- No ir de cara es una forma de manipular a las personas. Odio sentirme manipulado y no pienso manipular a nadie.
- Me niego a jugar a esto.
Y lo apuestes todo a ser sincero y directo, sin seducir, engatusar o planificar una ofensiva sobre el tablero para conseguir algo (que debería ser) sencillo.
Felices fiestas a ti tambien :)
Vuelvo a ser Jesús, opino que se puede participar en el juego con bastantes dosis de sinceridad, pero de cualquier manera cierto grado de hipocresía en la sociedad siempre es necesario, por ejemplo no le vas a decir a alguien que te parece un idiota que lo es, simplemente no te relacionas con él y listo, de la misma manera que cuando intentas seducir a una mujer sacas tu lado más amable para conseguirlo.
Hay que buscar un cierto grado de hipocresía compatible con la sinceridad, no es lo mismo alguien seductor que usó sus armas para conseguir una pareja y luego la trata como una reina, que aquel que usa sus dotes de seducción con su pareja y con todas las que se le pongan por delante, poniendo cuernos y despreciando los sentimientos de su propia pareja.
En esta vida siempre hay equilibrios en el comportamiento social que hay que buscar.
Un saludo.
Mikelo, eso es como enfadarte con el viento, lleva siendo así desde que dejamos de andar a cuatro patas, ellas buscando 10 intenciones ocultas a cada gesto y nosotros mosqueados sabiendo que está pasando algo pero que no tenemos ni p. idea de lo que es ni de si es bueno o malo. Y lo de no verle ningún sentido...como tengamos que ver el sentido de todas las cosas vamos buenos
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