14 marzo 2006

Son como hienas

Son como hienas, bestias cojitrancas, sarnosas, infectas, de ojos brillantes y malévolos y dientes afilados.

Ayer me sentía algo débil de ánimo y les oí llegar, chillaban excitados, habían encontrado a su presa. Desde las sombras me acecharon. Cada pequeño miedo, inseguridad, complejo, recuerdo avergonzante… estaban todos allí, rodeándome poco a poco, preparándose para saltar sobre mí. Podía ver el brillo de odio que tenían sus ojos destacando en la oscuridad.

Encendí una antorcha en forma de película intentando que su luz los ahuyentase, intentando distraerme para no pensar en ellos.

Comenzó el ataque. Entre aullidos y chillidos de júbilo me lanzaban dentelladas sedientas de sangre, siempre a traición. Es el defecto de las antorchas, siempre te dejan medio cuerpo en penumbras…

Me alcanzó alguna dentellada desde la oscuridad pero no llegaron a hacerme sangrar en forma de lágrimas, conseguí reprimirlas ondeando mi antorcha. Al principio me envalentoné, creí por un momento que estaba consiguiendo mantenerlas a raya y repeler su ataque y que pese al nudo en mi garganta y la humedad de mis ojos amenazando con desbordarse tenía el control… no tardé en darme cuenta de la realidad.

Me estaban tanteando.

Jugaron conmigo un rato más, entre sus aberrantes risotadas y al final se fueron. Poco después acabó la película y mi antorcha se apagó. Volví a quedarme a oscuras, pero gracias a dios ya no estaban allí. Me hice bola y dormí acurrucado.

Hoy cuando llegué a casa no había nadie. Lancé un saludo al vacío, por costumbre, y ni siquiera éste me contestó, se limitó a devolverme la mirada. Estaba completamente solo y sabía que sería así al menos hasta finales de mes. Ocultos en cada sombra había un par de ojos brillantes que me miraban con odio. Estaban todos allí, esperando que llegase la noche para saltar de nuevo sobre mí y despedazarme con sus poderosas mandíbulas. Habían probado mi carne y les había gustado.

Sabían que soy presa fácil.

¿Y si mi antorcha esta vez está húmeda y no se enciende? ¿Y si esta vez su luz no es suficiente para mantenerlas a raya? Me estremecí y me dio un escalofrío sólo de pensarlo.

Ya podía oír sus risas…

3 comentarios:

Lluvia dijo...

Te voy a regalar una linterna que funciona a pilas recargables de mimos, para que se acaben los problemas... :P

Un besito dulce

Gaueko dijo...

Lo que yo necesito en mi vida es un solete que nunca se apague y las mantenga siempre a raya... :)

Pero hasta entonces me apñaré con la linterna ;) gracias!

Lluvia dijo...

Pos na, espero que haya suerte, seguro que antes o despues encontraras ese solete que buscas :)